top of page

Deadly life 13: The house of despair.

Vaya vaya vaya vaya... ¿no les suena el muerto de algo? A mi sí y mucho... ¿acaso quiere unirse a la contienda de muertos repetidos que ya tenemos o qué? En fin, como siempre, es su trabajo el resolver el misterio detrás de nuestra victima.

Victima: Marie.

Asesino: Yoshiya Kiryu

Truth Bullets:

Monokuma File 1:

Monokuma's House:

  • Dos pistolas, una en el cuerpo de Marie y otra en la entrada del pasillo.

  • Cristales rotos en el piso.

  • ElectroID de Marie en el suelo, todas las conversaciones borradas.

  • Un reproductor de música.

  • Falta un espejo en la atracción de los espejos.

  • Hay sangre en el mismo lugar que está la víctima.

  • Dos balas, detrás del cuerpo de Marie y una en su cuerpo.

  • El cristal debajo del cuerpo de Marie está seco.

Plano:

Jee, jee...

– El compositor jugaba con el mechón de su pelo mientras los miraba a todos, uno a uno, a los ojos. –

Esto suele ser la parte aburrida, pero supongo que es inevitable.

Si, soy el compositor de este asesinato.

– Inclinó la cabeza con aires de superioridad, y mostró una sonrisa ladina. –

Antes de que digáis nada: por supuesto que no he caído en la desesperación. El juego de Monokuma me la trae sin cuidado. Esperanza, desesperación, ¿que importa? Las personas no se definen sólo por eso.

Yo siempre he sido así. Una persona capaz de matar. ¿Por que he matado a Marie?

La respuesta simple es que perdió el juego.

Mandé un mensaje a Marie y a Hagakure, con pruebas de que uno confabulaba en matar al otro, y citándome con ellos en la casa encantada.

Marie, movida por la total desconfianza hacia Hagakure, llegó la primera. Cruzó el pasillo y se encontró con la pistola. Yo sólo tuve que entrar el siguiente, apuntándola con mi propia arma. Y le expliqué las reglas del juego.

El juego era simple: contar hasta 10, y el primero que disparase el gatillo ganaba.

Yo me jugaba exactamente lo mismo que ella. ¿Un juego justo, no creéis? Una lucha entre dos mundos. Su forma de ver el mundo, y mi forma de ver el mundo, cara a cara.

– Silencio. –

Perdió. Marie no fue capaz de disparar. No fue capaz de matarme. ¡Ni por propia supervivencia! Su mundo es realmente fascinante, ¿no creéis?

Por supuesto, la cuota de entrada al juego era su vida, así que me la llevé. No sería un juego justo si no cumpliera con las reglas.

Jee, jee...

– Una pequeña pausa. Aprovechó para apuntar algo en el móvil. Cuando volvió a hablar, parecía un poco más aburrido que antes. –

El resto formaba parte de un plan para salir de esta isla. Culpar a Hagakure era lo más sencillo. Su mundo es muy simple, pude leerlo desde el primer día.

Bastó con llamarle a la casa encantada llena de sus amigos fantasmas, amenazarle a través de un espejo y el toque especial, música compuesta por mí para agobiar y desesperar a alguien como él. La poca luz ayudó a que no pudiese reconocer la persona detrás del reflejo.

Y por supuesto, él disparo. ¡Claro que disparó! Marie tuvo elección, pero él no. Manipulé su mundo a mi favor. El resto se ejecutó en base a mi composición. La música ocultó el sonido del cristal roto y conseguí que Hagakure se considerase el verdadero asesino.

– Se guardó el móvil en el bolsillo y, sin sacar la mano del pantalón, desvió la mirada hacia Monokuma sin mostrar ningún tipo de emoción. –

¿Mis motivos? Simples. Solo tenía 3 opciones.

Una: confiar en vosotros. Conseguir que nadie llegase a matarse. Esta opción la descarté al instante. Monokuma os ha juntado a VOSOTROS, y sólo a VOSOTROS, porque sois gente capaces de matar. Como yo. Era inútil esperar a que las cosas se arreglasen solas. Estaba seguro de que alguien iba a dar el paso.

Dos: ir a por la mente maestra. Muy interesante. Y aun así, eso no os ayudaría en nada. ¿Y que si conseguía atrapar a la mente maestra? Vosotros saldríais de aquí, sin haber aprendido nada. Sin tener la oportunidad de luchar por vuestros ideales. Sin tener la opción de decidir vuestro destino. No, ese no es el futuro que iba a componer para vosotros.

Así que fui a por la tercera opción.

No soy muy bueno ocultando asesinatos... Pero tampoco tenía tanto interés en conseguir salir indemne. Como digo, el juego de Monokuma me importa un rábano. ¿Y qué si ahora todos me votáis como culpable? La culpable es Marie. Ella pudo haberse salvado. Y probablemente, hubiese salido libre en el juicio escolar. Pudo haber vivido. Pero escogió su destino. Y mi destino... también lo he escogido yo. Vosotros seréis los ejecutores de mi muerte, pero yo la he compuesto.

– Suspiró. Tener que explicar todo lo que él ya sabía era tedioso, pero tampoco estaba interesado en morir en vano. Esta vez, volvió a mirarlos a todos, pero con una mirada más intensa, mucho más viva que nunca, y por primera vez borró su clásica sonrisa.–

Tras valorar mis opciones, tenía claro que debía matar a alguien. Incluso si eso significaba mi propia muerte. Pero no podía quedarme de brazos cruzados. Debía actuar, fuesen las consecuencias que fuesen.

Vosotros os pasáis los días charlando, comentando estupideces, teniendo dramas absurdos, intentando olvidar la situación en la que estáis. Y no hacéis nada. Nada para salir de aquí. Nada para ver el mundo exterior. Nada para ayudar a los que necesitan un símbolo de esperanza. O nada para traer la desesperación por todo el planeta.

Nada. ¿Qué os pasa? ¿No tenéis ambiciones, deseos, familia, sueños? ¿No queréis salir al mundo? ¿No queréis ver cómo el mundo cambia, y vosotros cambiáis con él? ¡Claro que matar a tus compañeros apesta, pero la vida en esta isla no tiene valor! ¡Luchad por vosotros! ¡Expandid vuestro mundo!

– Dicho esto, alzó ambas manos en paralelo con el suelo, como si estuviese abrazando a todos. –

Yo no he podido ver el mundo exterior. No he podido ver cómo evoluciona, que ideologías lideran, que sociedades avanzan, quien vive, quien muere.

¡Pero vosotros tenéis la oportunidad! ¡Luchad por ver el mundo! ¡No os quedéis de brazos cruzados! ¡Actuad! ¡No perdáis la esperanza!

Confío en vosotros, compañeros. Salid de aquí. Ganad el juego.

– Sin perder esa postura, dedicó su última sonrisa al mundo mientras cerraba los ojos y cogía aire. Oh, puede que él ya estuviese muerto, pero lo había intentado. Había luchado por el mundo hasta el final. Y ahora era el turno de sus compañeros. –

Encontrado culpable por el asesinato de Marie, Ultimate Dream Interpreter, fue encontrado el joven Joshua, el aburrido Ultimate Composer.

¿Qué? ¿Acaso les sorprende? ¿Les sorprende que una persona como él haya podido efectuar un crimen sin la necesidad de haber caído en la desesperación? HAHAHA, qué ilusos son. Negar una realidad tan importante como lo es el principio básico de todo juego de matanza mutua… solo agiganta la grieta en la que habrán de caer una vez que se enteren de la cruda y tan d e s e s p e r a n t e realidad.

Porque a fin de cuentas, todos saben que al final CUALQUIERA puede matar a QUIÉN QUIERA, y absolutamente NADIE está a salvo de la catastrófica y errática naturaleza de sus compañeros.

¿Ya se están pensando mejor si las personas que tienen a su lado, y con las cuales comparten su día a día, realmente le están mostrando su verdadero rostro?

Pero no se hable más, porque hay que pasar a asuntos más importantes.

ES EL MOMENTO DEL CASTIGO.

Tras escuchar las indicaciones de Monokuma, el aburrido verdugo de melenas azabache se levantó de su lugar, y se llevó al asesino por el pasillo de los posteriormente ejecutados.

Los estudiantes fueron trasladados, entonces, a un nuevo escenario: el interior del castillo de la cuarta isla.

Allí mismo encontrarían, colgado por medio de cuerdas en los pilares del interior, una cruz de madera que se alzaba en el centro de todo el lugar. En aquella cruz, la figura de Joshua se hallaría unida por medio de clavos en las extremidades, ¡Porque con estacas habría sido menos desesperante!

La sangre chorreaba por toda su figura y caía al suelo en forma de gotas. Había un charco de color carmesí debajo de sus pies.

El verdugo apareció en escena, llevando varias cajas llenas de materiales punzantes, y las depositó a la entrada del salón, en donde curiosamente había un pequeño puesto de venta. En letras grandes, el cartel en cuestión decía:

[ The painful serenade of departure. Ultimate Composer Yoshiya Kiryu's Execution: Executed. ]

Pocos segundos pasaron hasta que el silencio del lugar se vio interrumpido por los contundentes golpes de la puerta de entrada. Cada golpe era más fuerte que el anterior, hasta que finalmente las puertas cedieron a la fuerza y se abrieron de par en par.

Una horda de Monokumas comenzó a entrar al salón. Y cuando pasaban al lado del puesto de venta, dejaban unas cuantas monocoins en la mesa y tomaban uno de los objetos punzantes.

El salón se llenó casi por completo, debajo de la figura del asesino crucificado se encontraban TODOS los osos dirigiéndole una mirada llena de desesperación.

Agujas, tijeras, cuchillos, tenedores, lanzas, dagas, espadas, todo lo que cupiera dentro de la imaginación de cada uno, podía verse en las manos de esos animales de felpa.

Y comenzó el ataque.

Todos los objetos punzantes fueron lanzados hacia el compositor, dañando su cuerpo y dejando múltiples heridas a las que le proseguían el derramamiento de sangre.

La voz de Joshua era más fuerte que la de toda la horda, al momento de expresar su agonizante dolor.

Los hilos de sangre caían, y manchaban a esos osos que no se cansaban de lanzarle los objetos punzantes, independientemente de su asertividad o no.

Finalmente, cuando al joven asesino ya casi no le quedaban fuerzas para seguir gritando, el verdugo de levantó de su lugar. Con un cuchillo a mano y desde la distancia, realizó un lanzamiento impecable, cuyo objetivo era la cuerda que sostenía la parte de arriba de la cruz. Atinó, y la misma se inclinó hacia el frente por la falta de soporte.

Finalmente, Izuru tomó dos cuchillos más, y de manera simultánea repitió el proceso, acertando en los laterales de la cruz.

Cayó.

La cruz se cayó hacia adelante, hasta que quedó colgada únicamente de su parte inferior, formando así una cruz invertida.

En vista de que el asesino, quien siempre fue considerado como un demonio por su verdadera naturaleza, todavía no estaba muerto.

¡Pobre desgraciado! Ni siquiera su murió en la parte más leve de todo el suplicio, así que era momento de ejecutarlo de verdad.

La imagen del verdugo, que debía ser impasible y fría al momento de tomar el filo de la espada de la justicia, se mantuvo a la justa distancia del perpetrador. Alzó únicamente su brazo, y con un chasquido de dedos, emitió la orden final.

Los Monokumas debajo de Joshua comenzaron a cargarse entre ellos, formando así una pila que poco a poco iba ascendiendo, hasta llegar a la altura del muchacho moribundo. Muchas patas de oso comenzaron a tomar de la cruz, y a tirar de la misma con mucha fuerza, hasta romper la última soga que quedaba.

Y los últimos gritos del asesino fueron escuchados a medida que su figura desaparecía entre los Monokumas que por mano propia se encargaron de acabar con su vida.

¿Pero saben que es lo mejor?

¡Que el dinero recaudado será entregado en bolsitas a cada uno de los estudiantes!

Así pueden obtener mayores lujos de la máquina tragamonedas.

bottom of page